Confinamiento, mascarillas, higiene de manos, distancia social….todas estas recomendaciones son las que hemos de llevar a cabo para evitar contraer el dichoso coronavirus, ¿pero realmente podemos hacer algo mas?
Parece que las autoridades sanitarias y los gobiernos no tienen en cuenta un factor primordial en la salud y el bienestar del ser humano: la actividad física.
La actividad física moderada es clave para fortalecer el sistema inmunológico, que se puede definir como la defensa natural del cuerpo frente a las infecciones. Además, el ejercicio físico también ayuda a prevenir otras patologías que se han considerado como agravantes de la enfermedad. Por todo ello, las personas que semanalmente realizamos deporte en centros especializados, estamos muy descontentos con algunas de las medidas que se están tomando respecto al cese de actividades, reducciones de movilidad y demás que nos ponen muy difícil poder entrenar de forma adecuada (además de las consecuencias económicas para los trabajadores de estos centros).
CAMBIOS FISIOLÓGICOS
Como ya hablamos en este artículo, se conocen numerosos efectos y cambios fisiológicos producidos por la actividad física continuada en el cerebro: se produce un aumento de la secreción de endorfinas (serotonina, dopamina, feniletilamina), hormonas que tienen un efecto antidepresivo ya que aumentan la sensación de bienestar de forma natural.
Según un estudio realizado en la Univerdad de Auckland, el ejercicio físico promueve la producción de nuevas neuronas. Esta regeneración neuronal, denominada “neurogénesis” se produce en una zona concreta del cerebro denominada hipocampo, relacionada con la memoria y el aprendizaje. La función cognitiva por tanto, se ve mejorada, debido a la activación de las células madres neuronales, que favorece el desarrollo de estas nuevas neuronas, que pueden migrar a otras zonas del cerebro mejorando nuestro estado cerebral.
Practicar deporte no solamente mejora el sistema cognitivo, también tiene un efecto directo sobre la mayoría de los órganos internos mejorando sus funciones y previniendo posibles enfermedades. Entre los beneficios, hay que destacar:
- Mejora la presión sanguínea y ayuda a regular casos de HTA (hipertensión arterial).
- Potencia la movilización del calcio y otros minerales que previenen la degradación ósea.
- Regula la secreción de insulina y los niveles de azúcar en sangre.
- Aumenta el colesterol HDL (considerado colesterol bueno) lo que reduce el riesgo de enfermedades circulatorias.
- Mejora la flexibilidad y la movilidad de los distintos tejidos y articulaciones de nuestro cuerpo.
- Aumenta la libido lo que promueve la salud sexual.
SOCIALIZACIÓN
Una de de las necesidades básicas del hombre es justamente establecer relaciones con los demás. La práctica deportiva implica generalmente algún tipo de contacto con las otras personas, y de esta manera nos ayuda a tener activa nuestra red social.
Des de esta perspectiva, la actividad física nos permite satisfacer nuestra necesidad de afiliación y pertenencia a un grupo y otras que son recogidas por la pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, que es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra Una teoría sobre la motivación humana (A Theory of Human Motivatio de 1943).
La escala de las necesidades se describe como una pirámide de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit» (deficit needs o D-needs) (primordiales); al nivel superior lo denominó por última vez «autorrealización», «motivación de crecimiento», o «necesidad de ser» (being needs o B-needs).
La idea básica es que solo se atienden necesidades superiores cuando se han satisfecho las necesidades inferiores, es decir, todos aspiramos a satisfacer necesidades superiores.
Como podemos observar, la realización de una actividad física como son las artes marciales proporcionan la mejora en los niveles de Seguridad (salud), Afiliación, Reconocimiento y Autorealización.
ASPECTOS PSICOLÓGICOS INTRÍNSECOS
Algunos de los aspectos principales que se consiguen o se desarrollan durante la actividad:
- Distracción: durante la actividad física se produce un efecto de distracción y de distanciamiento de las posibles emociones negativas y preocupaciones, así como un alejamiento de las actividades estresantes del día a día, haciendo que la persona centre su atención en la actividad deportiva que realice.
- Asertividad: se promueve un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos, permitiendo comunicar a las demás personas nuestras ideas, opiniones y necesidades de forma legítima y empática.
- Autoconfianza: confianza en sí mismo respecto a determinados atributos, tales como habilidades para la vida, toma de decisiones, poder, entre otros. El aumento de la autoconfianza, pues, depende fundamentalmente de haber dominado dichos atributos a partir de la experiencia. La autoconfianza alude también a ser percibida como una creencia positiva que consiste en la convicción de poder lograr lo que uno desea hacer en el futuro.
Como resultado, la actividad física de las artes marciales mejora en el rendimiento laboral, la estabilidad emocional, el autocontrol, una disminución de la ansiedad, de la irritabilidad, de la ira, de la depresión, del abuso de sustancias tóxicas, de la hostilidad, del sentimiento de pertenencia, etc.
EL BUDO COMO TRATAMIENTO COMPLEMENTARIO
Algunos autores (Canadian Medical Association (1994). Exercise, Anxiety and Depression) afirman que la actividad física regular puede ser un tratamiento complementario a la psicoterapia y a los fármacos, y en este sentido, tendría un efecto terapéutico.

El ejercicio físico se asocia a cambios positivos en el estado de ánimo y la reducción de emociones negativas (ansiedad, depresión, etc.). Se ha observado que las personas que practican un deporte de manera habitual, son menos propensas a sufrir depresión o ansiedad, por ello, el deporte no sólo es una medida preventiva sino que además reduce el riego que aparezcan estas enfermedades.
Las disciplinas marciales se han convertido en una forma popular de hacer ejercicio. Éstas nos exigen agilidad, resistencia y fuerza hacia una enseñanza que busca la estabilidad mental, la concentración y el autocontrol.
CREA UN HÁBITO
Para obtener el pleno beneficio de las artes marciales, es necesario que éstas se incorporen como un hábito de conducta más. Se recomienda hacer actividad física moderada con una duración mínima de 20-30 minutos dos o tres veces por semana, por lo que normalmente, las sesiones de entrenamientos cumplen estos requisitos.
El hecho de seguir realizando esta actividad en el tiempo y no abandonarla, también nos proporciona el sentido de pertenencia que hablábamos anteriormente. Para evitar el abandono, hay que observar todos los factores que influyen en ello y abordarlos, analizando las variables individuales, el arte marcial escogido, el profesor, los objetivos…
Las actividades han de proporcionar un grado de motivación y satisfacción a la persona que las realiza, estableciendo unos objetivos claros y realizables que se consiguen mediante una progresión en la actividad y adaptándolos al individuo, al tiempo disponible, al estado físico, etc. Estos elementos se trabajan durante la planificación por parte del sensei (Aprendizaje en las Artes Marciales).
Muchos de los alumnos del RANAI DOJO nos comentan que se notan mucho mejor (desestresados, tonificados, recargados de energía…) después de venir a practicar cualquier arte marcial en el Dojo. Sabemos que las las artes marciales proporcionan beneficios a corto, medio y largo plazo en nuestro cuerpo y nos funcionan como una «terapia» para afrontar nuestro día a día.
Por Dídac Arcas